Es un viernes del mes junio del 2011, Maya tiene que trabajar el sábado y luego subirse a Francia a una celebración familiar.
Alberto tiene dos opciones: la primera, quedarse en casa con los peques y rellenar el tiempo con algunas absurdas actividades, o la segunda, coger a los enanos él sólo y enfrentarse a sus miedos, pasar dos noches con la furgo para dar una pequeña vuelta por Catalunya. Eligió la segunda, por aquél entonces los nenes tenían 5 y 2 años.
La idea es pasar por la Furgofesta, está organizada por el foro de Furgovw.org estar allí acampados desde el viernes hasta el sábado. El domingo ir a buscar a Maya a Francia, salir de la celebración en busca de alguna playa para pasar el lunes, puesto que era festivo. Entro los dos lo preparamos todo y a las siete de la tarde, se pusieron en marcha.
Como llegaron de noche y con lluvia se acomodaron como pudieron, con la mala suerte de embarrancarse y situándose encima de un barrizal.
Con un montón de mosquitos que amenazaban zumbantes a su alrededor y una noche en vela, fue suficiente para comprender que no era el mejor lugar para relajarse y jugar con los niños.
El tiempo y el follón de la fiesta, hizo que el sábado por la mañana Alberto, se replanteara la opción de quedarse allí; así que les propuso a los peques otras alternativas.
Dirección Olot por la carretera C-153, que transcurre por un precioso paraje con innumerables de lugares para hacer un alto en el camino y descansar cerca de la naturaleza.
Una vez en Olot, para comer, decidió subir al Área recreativa dels Xenacs, que se encuentra en la cima de Puig Rodó. Subir es espectacular, pues se asciende hasta los 936 metros en poco menos de 5 km, haciendo increíble el contraste entre la ubicación del pueblo Les Planes y el área de picnic.




Mientras Alberto preparaba la comida, ellos jugaron un rato, una vez descansaron un poquito, volvieron a coger la furgo para encontrar un lugar en el que estacionar, hacer un tramo de la Vía Verde del Carrilet desde el término municipal de Les Preses hasta Sant Esteve d’en Bas, unos 3km de ida y otros 3 km de vuelta.
Los bajitos se lo pasaron fenomenal y es muy recomendable esta ruta para que los más pequeños que se inicien en el uso de la bici y disfruten de ésta, además una manera diferente de estar en contacto con la naturaleza.



Después de pedalear un poquito, llegamos a Sant Esteve d’en Bas donde encontramos este idílico parque, que claro, los enanos no pudieron dejar la oportunidad de jugar un rato en él.
Ya cansados, volvieron hacia la furgo para cargar las bicis. Una vez llegado a Banyoles, estacionaron en un Furgoperfecto, es el parking del polideportivo Draga. El sitio no está mal, hay fuentes, un parque precioso justo delante.


Para dormir se movieron justo delante del equipo de fútbol del pueblo y enfrente del lago.

Pero antes de volver a mover la furgo, primero se dieron un paseo por el parque que es precioso y enorme, el cual es punto de reunión y esparcimiento de los habitantes del pueblo, pues como se podrá comprobar, hay mucha y muy variadas actividades: correr, ir en bici, el parque para los niños, leer, jugar al fútbol y pescar, o por lo menos intentarlo.

A dormir tempranito que por la mañana tenían que ir a buscar a la mami; por eso estábamos tan contentos, cada uno por lo que le toca…
Y mereció la pena el cambio de aparcamiento… por la mañana al retirar la cortina teníamos estas espectaculares vistas.


Después de todo el día en la playa por fin llegó la noche la noche y con los enanos cansados, pudimos tener un rato para nosotros y leer un rato antes de ir a dormir. La primera intención era quedarnos todo el lunes por la zona para visitar el pueblo de Pals, aparte de la estupenda playa, dispone de un casco antiguo muy recomendable de visitar, el problema surgió con una visitante inesperada: la lluvia.
Una vez con Maya, cogimos dirección a Pals, un pueblo del Baix Empordà. De camino paramos en l’Escala para pedir un mapa de la zona. Maya como siempre saliendo…. ¡¡¡20 minutos después!!! Como le gusta hablar. Para pernoctar fuimos a buscar el furgoperfecto de la Playa de Pals que esta a 10 minutos de la playa, dispone de wc y agua.

Sí, amanecimos con mucha lluvia y el cielo totalmente tapado por unas nubes bien ancladas en el cielo, las cuales, no parecían que fueran a desaparecer en todo el día. Así, que sin pensándolo dos veces, recogimos los trastos y fuimos dirección al sur, sin destino pero con la idea de parar en cuanto el cielo nos diera una tregua. El destino no estaba lejos, fuimos a parar a Palamós, el cielo se encontraba despejado, aparcamos y la visitamos.
Gracias a Maya, que nos obligó ir hasta el paseo marítimo, encontramos este parking que llega hasta la misma arena de la playa y que por 8,34 euros las 24 horas te dejan entrar con furgonetas (no con autocaravanas) con lo que por unos 0,024 céntimos la hora, puedes disponer de un bonito apartamento costero por uno o dos días.

La oficina turismo, que la teníamos a 20 metros de la furgo, no facilitó un mapa del pueblo y nos indicó algunos de los puntos de interés.
Primero recorrimos en bici toda la inmensa playa y su paseo marítimo y luego dimos una vuelta por el casco antiguo del pueblo, llegando hasta la famosa Llotja de los pescadores donde subastan el pescado que han conseguido durante la faena.



Después a comer y refrescarnos, en el bar más raro que jamás habíamos visto… la comida la traen desde otro local, sí, sí tal cual y para entrar al lavabo (entonces comprendes porque la comida no puede salir de allí) hay que atravesar la barra para acceder a él, volvimos a la playa para que los enanos jugaran y se bañaran, pues si te adaptas a las necesidades de los más pequeños, los adultos no tenemos porque dejar de disfrutar de nuestros placeres, el nuestro: viajar. Al margen, claro está, creemos que esta actividad nos ayuda a los mayores a conocer más nuestro entorno y a los pequeños a aprender con estas experiencias y de esta manera van construyendo su personalidad. El movimiento, en definitiva, es vida en el sentido más amplio de la palabra.
Como ya dijimos, no es necesario grandes planes con la programación de grandes visitas a museos o ruinas (aunque también necesarias), sino la necesidad de una combinación en el que todas apetencias y gustos de cada uno queden, en la medida de lo posible, satisfechas.


Y llegó el final de estos días de prueba y de reencuentro con nosotros mismos que tanta falta nos hacia, pues aunque parezca mentira el día a día nos erosiona, nos desgasta, nos acomoda y nos hace olvidarnos, sobre todos a los mayores, que los que están alrededor nuestro necesitan de nosotros, a ser posible lo mejor. De ahí, la necesidad de este pequeño acercamiento entre los peques y su padre ¿Qué mejor lugar que la furgo, sin tele, ni ordenadores? y un pequeño descanso a la mami que tanto hace por nosotros tres. ¡¡¡Fue fantástico!!!