Un puntal fuerte en nuestra vida es la escalada. Siempre hemos estado cerca de la montaña, haciendo todas las excursiones que se nos antojaban. Alberto había escalado anteriormente en roca con amigos, pero siempre al llegar a casa decía lo mismo: “le falta algo a la actividad”. Pero no sabía que era y evidente LA FAMILIA.


Durante un tiempo tuvimos una librería y nos proporcionó a todos unos nuevos conocimientos. África miraba libros de animales, Násser libros de montaña, Maya de viajes y Alberto de alpinismo. Y a partir de enntonces Násser conoció la escalada y empezó a practicarla en un rocódromo.
Desde entonces hasta el día de hoy forma parte de nuestra manera de ser. Sin la escalada no concebimos la montaña, ni el viaje ni nuestra familia.


Al cabo de poco tiempo todos nos acabamos aficionando, unos más que otros. Maya y África, lo hacen de manera alternativa cuando les apetece, Alberto y Násser es su manera de vivir.
Y en la vía clásica, es donde por fin Alberto encontró aquello que le faltaba a la escalada deportiva, Es su gran pasión ya que el objetivo que tiene es disfrutar de cada paso que se hace, sin ruidos, sin nadie, sin nada más que la roca y ellos, además la motivación de alcanzar una cima, y por supuesto ante todo de estar juntos y compartir padre e hijo una manera de ver la vida.

La escalada deportiva en cambio, participamos toda la familia, cuando la realizamos, estamos juntos disfrutando un día más de nosotros, ya que como alguien nos dijo una vez, cuando un miembro de nuestra familia falta, parece que perdemos fuerza, alegría, espontaneidad, porque somos 4 y cada uno de nosotros empujamos a realizar nuestras pasiones y aprender unos de los otros.